Todo el tiempo estamos en contacto con ellas. En la pareja, en la familia, en el trabajo, en la sociedad. A veces, podemos alejarnos y otras, no tenemos más remedio que convivir. Cómo hacer para reconocerlas y evitar que nos hagan daño.
Están por todos lados, y no siempre es fácil detectarlas. Son esas personas que se salen siempre con la suya a nuestra costa. No vamos a hacer una investigación psicológica, porque nos excede, pero sí dar algunas señales que pueden sernos útiles.
¿Cómo identificarlas?
Estas personas suelen ser especialistas en el engaño , en la mentira, en la falsificación. Tanto de la realidad, como de su propia imagen. No tienen prurito para afirmar la mayor mentira, sin que les mueva un pelo, si ello es funcional a sus intereses. Suelen mostrar como personas principistas, moralistas, idealistas, espirituales, religiosas…
Como el camaleón, se adaptó
a los contextos con extrema facilidad. No les interesa mostrar su verdadero ser, sino una imagen superficial que les sea útil para ser admitidas en cada ámbito.
Carecen de valores éticos reales, por ello, jamás sentirán culpa ni angustia. Actúan fríamente, movidos sólo por sus intereses.
No tienen capacidad para amar a nadie. Sólo se relacionan con personas que pueden ser útiles a sus objetivos. Considera como simples objetos de uso a cada persona que los rodea, incluso a su círculo más cercano. No tienen la más mínima empatía, ni consideración por las emociones o pensamientos de los otros.
Captan con exactitud las debilidades de los demás y se nutren de ellas. La falta de autoestima, las inseguridades, la cobardía y la culpa del entorno son su alimento. Por ello, pueden herir fácilmente a los otros actuando con crueldad, si ello les sirve.
Lo único que persiguen en la vida es más poder, más sexo y / o más dinero. Sus objetivos son sólo individuales, centrados en ellos mismos. Toda su conducta está signada por un fuerte egocentrismo . Disfrutan del sometimiento que ejercen sobre el otro.
Si les sirve, suelen ofenderse fácilmente, para generar culpa en los demás. A veces, se victimizan , y se muestran resentidos, infelices o amargados, para generar lástima de las otras personas.
A veces, son brillantes
intelectualmente, y se destacan en cualquier grupo. Tienen capacidad de persuasión, son elocuentes y teatralizan todo lo que dicen. Exageran sus dichos con tonos desmedidos y se ponen siempre en el centro de la escena. También son chismosas e intrigantes.
Muchas veces, fruto de su inteligencia y su expresividad, tienen encanto personal, son carismáticas, y tendencia a liderar sus grupos de influencia.
Poseen mucha habilidad para entrar en el círculo íntimo de los demás, se ganan su confianza y actúan invasivamente . A veces, son sutiles y otras, lo hacen con prepotencia. Pero siempre, cuando entran en nuestra vida es porque –por acción u omisión- les abrimos la puerta y los dejamos pasar.
¿Cómo actuar frente a los manipuladores?
Si reconocemos una o más características de las descritas en los párrafos anteriores, estamos frente a una persona manipuladora, o con rasgos de manipulación. Es muy importante observarlas con atención, despojándonos de todo prejuicio, sobre todo si es una persona de nuestro círculo afectivo más íntimo.
Lo primero es poner límites . Aprender a decir que no, a ubicar a nuestro deseo, interés o necesidad en primer lugar (no en el único lugar, si no, seríamos iguales a ellos). Expresar claramente nuestro sinsabor frente a una manipulación.
También es eficaz actuar con indiferencia frente a la actividad del manipulador. No estar tan pendiente de lo que dice o hace. No darle autoridad en nuestra vida.
Desarrollar la capacidad de perdonar , tanto a nosotros mismos (por haber permitido la manipulación) como al mismo manipulador. Esto último, más por nosotros que por él. Perdonar a la persona manipuladora es el primer paso para sacarla de nuestra vida.
Evitar todo encuentro que antemano y fruto de la experiencia, ya sabemos que será tóxico .
¿Reconocés a muchos manipuladores cerca tuyo? Ojalá que esto te sea útil.
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