Privilegios de los hombres




“No sé quién descubrió el agua, pero dudo que haya sido un pez” Trataremos de reflexionar qué y cuáles son los privilegios que tenemos los hombres, para hacer ésto debemos poder escuchar cuáles son los reclamos que hace el feminismo y los colectivos de personas que luchas, porque como dice la frase con la que abrimos el post, son invisibles para quienes los ejercemos.



Citamos a José Ángel Lozoya Gómez, quien hizo una división de los privilegios de acuerdo a la esfera donde se desenvuelven: Familiares: Los hombres reconocen que siempre los han cuidado más de lo que ellos han cuidado. Desde niños han gozado de más independencia y de adultos disponen de más tiempo libre. Acostumbran a delegar o desentenderse de lo cotidiano y de la atención a las personas dependientes, y son conscientes de que se valoran más sus esfuerzos que el de las demás personas del hogar.

Sexuales: Es improbable que los hombres sufran una agresión sexual, se les supone el deseo, se espera que tomen la iniciativa y no choca que deleguen la responsabilidad por la anticoncepción. La promiscuidad les prestigia y no los estigmatizan ni la afición al porno ni el consumo de prostitución. Pero el mayor privilegio que conservan es que la penetración siga siendo sinónimo de relación sexual completa. La sexualidad está al servicio del placer sexual del hombre mayormente.

Laborales: La división sexual del trabajo hace que las cargas familiares limiten la empleabilidad de las mujeres y que la paternidad incremente la de los hombres, que los hombres suelan tener más fácil el acceso al trabajo, que sean menos cuestionados, que se les valore más y que se reconozca su autoridad. Es decir, que encuentren más fácil ascender y que cobren más hasta por el mismo trabajo. Sociales: El riesgo a ser agredidos es bajo. La división sexual del trabajo condiciona el tiempo disponible y la vida suele cambiarles poco por la paternidad, lo que les convierte en dueños del espacio público. Si a todo esto añadimos que su opinión se considere neutra y esté más valorada y que acostumbren a monopolizar el uso de la palabra, entenderemos sus resistencias a la igualdad.

Muchos de los privilegios masculinos que suelen mencionarse no resultan privilegios en sí mismos, sino que se convierten en privilegios cuando a las mujeres se les niegan derechos.

Los privilegios son elementos que, desde cualquier pensamiento igualitario, deben eliminarse. ¿Quién puede defender un privilegio? Por eso, más que considerar como privilegios el caminar tranquilos, el ser escuchados, el ser valorados o el poder disponer de nuestro cuerpo quizás debamos considerarlos como derechos fundamentales que no se están cumpliendo para todas.

Ese desplazamiento permitiría entender que el problema no es que el hombre camine seguro por la calle sino que la mujer no lo pueda hacer. Eso también permitiría que tú (yo), hombre cis hetero, por fin entendiera(mo)s que no te están echando en cara el no tener miedo, sino el no estar luchando por que esa tranquilidad de la que disfrutamos sea universal.

LAS DIFICULTADES DE PERCEPCIÓN

Decíamos al principio del artículo que resulta muy difícil notar un privilegio cuando vives desde siempre en él. Michael Kimmel, en su libro Privilegio, menciona una investigación realizada a jóvenes estadounidenses donde se les pedía que nombrases una lista de las cinco características más relevantes en su vida social. En esa respuesta, prácticamente todos los estudiantes afroamericanos mencionaron el color de piel mientras que ninguno de los estudiantes blancos hicieron dicha mención. Lo mismo con la religión: casi todos los judíos y árabes mencionaron su credo, mientras que sólo el 25% de los cristianos hicieron lo mismo. Casi todos los jóvenes de orientación sexual no normativa reconocieron esta condición mientras que ningún joven heterosexual puso su orientación como relevante.

Para resaltar, podemos seguir ejercitando la escucha, agradecer cuando nos marcan nuestros machismos y valorar el diálogo con otrxs. Ponemos la siguiente lista genérica para que intentemos visualizarlo en nosotros o en nuestro ámbito en el que estamos (sacado de twitter: @facumoreno)

• Salir de casa con la certeza de que no te violen.
• Que no te sexualicen y vean perversión en tu ropa/actos desde los 5 años.
No tener la situación de que todo hombre con el que te cruces se crea con el derecho de opinar sobre tu aspecto físico.
• Que tu credibilidad y profesionalidad no sea siempre cuestionada por ser hombre.
• Que no te vean como un objeto de deseo.
• Que no te infantilicen o nieguen tu salud mental para restarte validez, alegando todos tus argumentos a "esos días del mes".
• Que el alcohol siempre sea culpa para ellas y excusa para ellos.
• Que al sufrir una agresión nadie te pregunte si ibas provocando sexualmente.
• Quedarte dormido y no despertarte con un coño/lengua/dedo rozándote la pija y que además sea tu culpa.
• Que salga una noticia de una denuncia por maltrato de una mujer a un hombre y nadie ponga en duda que sea falsa.
• No tener la duda de si alguien te está alagando porque de verdad lo piensa o porque solo quiere coger con vos.
• Que no se te menosprecie laboralmente porque puedes quedarte embarazado.
• Que no te justifiquen insultos, desvalorización y/o una agresión sexual por los centímetros de ropa y/o que subas fotos sin camiseta.
• No llegar a los 40 años y sentir presión social porque "se te pasa el arroz".
• Cuidar tu cuerpo y tu aspecto y que la sociedad no crea que lo haces con la única finalidad de agradar y complacer al resto.
• Ir a coger con una mujer, que no te apetezca en el último momento, que ella no te insista 20 veces y te haga sentir culpable.
• Pagar tu inseguridad insultando a las chicas mientras ellas pagan su inseguridad con ellas mismas.
• Creer que todo gira entorno a tu pija y, encima, saber que en esta mierda de sociedad en una grandísima parte es así.
Trabajemos sobre nuestros privilegios para no ejercerlos. Actuemos ya,, en conjunto por una sociedad igualitaria.

Publicado en el perfil de Instagram de “Nuevas masculinidades”

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