Cuando la confianza hace daño



Por Valeria Sabater

El comportamiento pasivo-agresivo vulnera derechos y convivencias. Esta situación puede darse también en una amistad, ahí donde esa persona se vale de nuestra confianza para desplegar comportamientos chantajistas, victimistas y claramente dañinos.



Los amigos pasivo-agresivos son malos compañeros en el viaje. Sin embargo, a veces cuesta bastante dejarlos en el andén, decirles adiós, explicarles que con ellos nada es fácil, que la amistad duele y que nos sentimos claramente dañados por su forma de ser. Así, si bien es cierto que resulta complicado hacer frente a este tipo de relaciones, es algo que deberíamos plantearnos.

Entonces… ¿qué sería lo más correcto en estas situaciones? ¿Seguir manteniendo ese vínculo o hablar seriamente con esa amistad y exigirle cambios? Bien, en este tipo de situaciones no hay una fórmula universal. En realidad, dentro de la personalidad pasivo-agresiva hay distintos subtipos, con lo cual, podemos estar ante personas con una conducta más lesiva y otras donde lo sea un poco menos.

Lo cierto, es que a pesar de existir diferentes tipologías, convivir con alguien pasivo-agresivo significa tener que estar soportando, casi a diario, comportamientos donde abunda la inseguridad, la ambivalencia, el resentimiento e incluso la agresividad soterrada. A veces pueden ser muy sutiles, pero cuando se comparte tiempo con este tipo de perfil, dichas sutilezas terminan viéndose venir y duelen como alfileres.

Sea como sea, lo más adecuado es saber reaccionar. Tener como amigo a un pasivo-agresivo supone entre otras cosas, vivir conflictos casi de manera continuada, y experimentar una lenta desmoralización. Cuando lo que uno espera precisamente de una amistad es justo lo contrario. Profundicemos por tanto un poco más en este tema.

Amigos pasivo-agresivos, un tipo de personalidad muy común

Hace ya más de un siglo que viene describiéndose en psicología la personalidad pasivo-agresiva. Fue de hecho el psicoanalista austríaco Wilhem Reich quien nos habló de ella por primera vez poco después de la Segunda Guerra Mundial. Según él, era el tipo de personalidad más predominante entre la población.

Asimismo, poco después este perfil acabó apareciendo en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM), catalogándose como un trastorno de personalidad. Ahora bien, en las últimas versiones de este manual ha dejado de considerarse un «trastorno» para entenderse simplemente como un forma de personalidad, una que en ciertos casos, puede aparecer con otras condiciones, como los trastornos obsesivos-compulsivos o incluso el trastorno dependiente de la personalidad.

Por otro lado, y como bien sabemos, este tipo de conducta puede aparecer en muchas personas de nuestro entorno cercano: padres, madres, pareja, compañeros de trabajo, amigos… No obstante, hay un hecho curioso, y es que nos es más fácil identificar este comportamiento en los demás antes que en nosotros mismos. Debemos tenerlo presente: todos somos susceptibles de aplicar este tipo de dinámicas tan dañinas.

Los amigos pasivo-agresivos y sus comportamientos

Cuando hablamos de amigos pasivo-agresivos el tema resulta algo más complicado. ¿La razón? A menudo lo que nos une con estas personas es el tiempo y el afecto. Es posible que hayamos vivido muchas cosas a su lado, e incluso que nos hayamos acostumbrado a ser pacientes, a perdonar y a dar terceras y cuartas oportunidades.

Sin embargo, sabemos que hay algo que no está bien ellos y no sabemos ponerle nombre. Por tanto, veamos qué caracteriza a este tipo de perfil. Para ello, nos basaremos en los trabajos de Theodore Millon.

Son tortuosos

¿Qué significa exactamente ser tortuosos? Este término hace referencia a un tipo de comportamiento claramente retorcido. Estos serían algunos ejemplos:

• Son proclives a la procrastinación. Tardan mucho en dar respuestas, en acudir a una cita, en reaccionar cuando se espera algo de ellos.

• Son personas a las que siempre se les «olvidan» las cosas, esas en las que no puedes confiar y las que tienen siempre en el bolsillo mil excusas y justificaciones.

• Son tendentes al enfado frecuente; cuando lo hacen, utilizan el silencio como castigo.

Son abrasivos

Los amigos pasivo-agresivos aplican conductas abrasivas. de las que duelen y dejan marca emocional. Esto quiere decir que su trato suele ser dañino, a instantes hacen uso una aparente superioridad moral para juzgarnos y criticarnos; al poco, se muestran sumisos y dependientes.

La inestabilidad como forma de ser

Una frase que les define a la perfección es el «contigo, pero sin ti». Tienen la necesidad de controlarnos, de estar encima de nosotros para supervisar cada aspecto de nuestra vida, pero al mismo tiempo, no soportan que opinemos sobre lo que ellos hacen o dejan de hacer. Asimismo, es común que de buenas a primeras se muestren llenos de energía y positividad y horas después, sean un pozo de rencor y sufrimiento.

La eterna insatisfacción

Los amigos pasivo-agresivos ven un problema en cada situación, un error en cada detalle, una mota de polvo en cada cristal reluciente. Algo así genera, por ejemplo, que no podamos compartir con ellos nuestras alegrías, porque si hay algo en lo que son expertos es en apagar ilusiones, esperanzas y también la propia moral.

Asimismo, este tipo de personalidad es muy hábil a la hora de usar el victimismo, también esas gafas donde solo se ven a ellos mismos y su propia realidad distorsionada.

Tengo un amigo pasivo-agresivo ¿qué puedo hacer?

Los amigos pasivo-agresivos pueden desmoralizarnos y distorsionar por completo el concepto de amistad. No debemos acostumbrarnos a este tipo de conducta; por el contrario, podemos reaccionar utilizando estrategias muy concretas.

• No caigas en su trampa: si deja de hablarte llevado por un enfado, que lo haga, si te pide algo que no quieres o no te va bien cumplir, no lo hagas, si te echa por cara cualquier cosa, no le des ninguna importancia. Lo último que debemos hacer es reforzar estas conductas y dejar que nos afecten de algún modo.

• Ten siempre presente un aspecto: lo que más teme el pasivo-agresivo es ser ignorado y perder tu amistad, así que no des importancia a ningún tipo de amenaza o chantaje.

• Firmeza y calma. Es necesario que le dejes claro a esos amigos pasivo-agresivos que no vas a tolerar este tipo comportamientos. Comunícaselo siempre con calma y cercanía, el equilibrio debe ser siempre tu mejor estrategia.

• Si no hay cambios, mejor distancia. Es necesario que estas personas tengan claro que dichas conductas dañinas no pueden repetirse. Si se dan nuevamente y ese amigo no tiene voluntad alguna de generar cambios, de mejorar y tomar conciencia, lo ideal es establecer distancia.

Lo ideal sería que este tipo de personalidad contara con ayuda profesional. En vista de que no siempre dan este paso, intentemos proteger nuestro bienestar psicológico recordando que estamos ante un comportamiento muy dañino.

La autora es Licenciada en Psicología, Máster en Seguridad y Salud en el trabajo y Máster en Mental System Management: neurocreatividad, innovación y sexto sentido

Publicado en lamenteesmaravillosa.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario