Desapego



Por Mariano Rovatti 

Cuando escuchamos hablar de desapego, puede haber una connotación negativa en la expresión. Ser desapegado puede ser sinónimo de indiferente o poco afectivo. Aquí nos referiremos a otro significado de la palabra, y el de su antónimo, el apego. 


Entendemos al apego como una relación de dependencia emocional con personas, situaciones o cosas. El desapego es la capacidad de liberarse de esa dependencia. 

Nos apegamos a las personas, situaciones o cosas partiendo de la base que son nuestra propiedad, que son nuestras, y por tanto, podemos perderlas. 

Nos aferramos a ellas porque las identificamos con nuestra felicidad, nuestro éxito o nuestra prosperidad. Hay un poder en ellas que las convierten –para nuestro sistema de juicios- en un requisito, una necesidad, una condición indispensable. 

Tememos que quizás mañana no dispongamos de lo que hoy disponemos. El apego implica también vivir agitadamente en el futuro, sin focalizarnos en el aquí y ahora. El apego no tolera la incertidumbre. 

Cuando se trata de personas, el apego viene disfrazado de amor. En todas sus acepciones, aunque alcanza ribetes más nítidos en el amor de pareja. 

Aunque si hubiera verdadero amor, no habría apego. Pues la idea de amor va unida a la de libertad. Y el apego no resiste la libertad del ser amado, no es un bien para disfrutar sino una amenaza de pérdida. 

El amor nos libera del apego, porque no reconoce la opción de perder la dignidad, ya que el amor incluye el honor y el respeto de sí mismo.

También el apego nos hace perder la posibilidad de perder nuestra soledad, y con ella la capacidad del encuentro íntimo con nuestro sí mismo. 

El apego nos da serenidad sólo cuando percibimos que alguien nos necesita. Si nadie nos necesita, perdemos todo, nuestra identidad y razón de ser. 

El apego también hace que el presunto amor se convierta en una ligazón. Cuando el amor exige una conducta determinada, ya no es amor, sino un vínculo cuasicontractual. 

Por ello, es que el verdadero amor no posee, no limita, no encarcela. No da derechos a celos, por pequeños que fueran. Poseer a alguien implica convertir a esa persona a la categoría de artículo de consumo. Sólo se pueden poseer las cosas. 

Pero frente a ello, ¿el desapego es falta de compromiso? ¿Qué tipo de promesa encierra el amor? 

En el amor no hace falta hacer promesa alguna. Está implícita y es siempre presente. El amor desapegado no incluye promesas de amor futuro, sino que las disuelve en el amor en el aquí y ahora. 

No es el compromiso el que crea al amor, sino que es el amor el que crea el compromiso. Si desaparece el amor, desaparece el compromiso. 

El apego es fuente de tensión, de conflicto, de disputas. La senda del desapego nos lleva al amor verdadero, a la paz, a la felicidad, a la libertad. 

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