12 claves para ser más sociable



Por Pau Navarro

Ser sociable cuando eres tímido o introvertido no es fácil. Con el tiempo tu círculo de amigos se ha ido reduciendo. Necesitas un cambio de aires y hacer nuevas amistades, pero empezar a conocer gente te supone demasiado esfuerzo. Es complicado, te expones al ridículo y la mayoría de veces no se concreta en nada. ¿Pero y si te dijera que puede ser mucho más sencillo de lo que crees? No, no voy a darte los típicos consejos como “aparenta seguridad” o “simplemente sé tú mismo”. Eso ya lo has probado y no funciona. La clave es seguir las pautas que han demostrado científicamente su eficacia para vencer tus miedos y conectar mejor con la gente. No es magia, pero si eres constante los resultados llegarán antes de lo que te imaginas.



Permíteme antes una reflexión. ¿Sabrías decirme por qué es tan importante que te esfuerces en conocer gente y te mantengas en contacto con tus amigos? Creo que el Dr. Waldinger puede darte la respuesta. En un ambicioso estudio que duró 75 años y donde participaron más de 700 voluntarios, Waldinger quiso encontrar el secreto de la felicidad. Pero descubrió que ni los éxitos profesionales, la salud, la riqueza o la fama eran imprescindibles para ser feliz. Lo más importante eran las relaciones sociales.

Según Waldinger, son nuestras relaciones personales lo que nos mantiene felices y sanos. Cuanto más solo se sentía alguien, más problemas de salud y menos esperanza de vida tenía. En otro estudio de la Universidad del Norte de Carolina incluso se asoció la falta de relaciones sociales con el cáncer y las enfermedades cardiovasculares.

¿Pero eres tímido o eres introvertido? Sí, ser sociable supone muchas ventajas, pero sólo si de verdad lo necesitas. ¿Quieres socializar porque necesitas conectar con otras personas, o simplemente porque se supone que tienes que hacerlo? Esta diferencia es crítica, porque hay mucha gente que a pesar de tener pocos amigos no se siente sola. Fíjate que arriba he destacado sentía. No es cuestión de cuantos amigos tienes, sino de cómo te sientes con los amigos que tienes. ¿Sabes cómo se les llama a las personas que se sienten bien con pocas amistades?

Introvertidos. Y el problema está en que la sociedad nos vende que debemos ser extrovertidos para ser felices. No confundas la timidez y la introversión, porque no tienen nada que ver. La timidez es la dificultad para relacionarte con los demás, mientras que los introvertidos simplemente prefieren tener pocos amigos, pero muy íntimos. Yo, por ejemplo, soy introvertido pero no tímido. No me cuesta conocer gente, pero cuando llevo un par de horas socializando con mucha gente me agoto. Soy feliz sin un gran círculo social.

Vale, quiero conocer gente. ¡Pero los desconocidos no son sociables! Imagínate que son las 7 de la tarde y estás sentado en el vagón del metro de regreso a casa. Delante de ti hay un hombre con traje que lleva varias estaciones leyendo el periódico tranquilamente. En una de las paradas entra un joven de unos 30 años. Echa un vistazo rápido a todo el vagón y se sienta al lado del señor que está hojeando el diario. Le mira, esboza una sonrisa y le pregunta: “¿Qué tal? ¿Alguna noticia interesante hoy?” ¿Qué opinas? ¿Crees que está molestando al hombre del periódico?

La mayoría consideraríamos que intentar empezar una conversación en este caso sería poco respetuoso. Y esta es una de las principales razones porque las personas tímidas tienen tantos problemas para conocer gente: porque creen que van a molestar. Nada más lejos de la realidad.

En un estudio realizado en el metro de Chicago se demostró que, en lugar de producir malestar, cuando alguien empieza una conversación con nosotros generalmente nos hace sentir mucho mejor que si seguimos solos y en silencio. Siempre encontrarás gente que ha tenido un mal día. Eso no puedes controlarlo y deberías dejar de culparte por ello. Pero esa no es la naturaleza humana. La gente es sociable y, en general, sienta bien que nos den conversación. Dicho todo esto, veamos cómo puedes vencer la timidez, empezar conversaciones y fortalecer tus relaciones según la ciencia.

Cómo deshacerte de la timidez

Para empezar, dejándote de referirte a ti mismo como tímido. Creas que lo eres o no, la realidad es que sufres timidez en determinadas situaciones. Si fueras tímido “en general” lo pasarías mal incluso con tus padres o amigos más cercanos. Lo más probable es que sufras timidez con desconocidos o cuando te toca ser el centro de atención. Así que evita definirte como “tímido” porque lo único que haces es reforzar esa idea en tu cabeza. Sólo hay situaciones en las que experimentas timidez. Dicho esto, veamos los 4 pasos necesarios para deshacerte de ella.

1. Empieza gradualmente

Si quieres conocer gente, ve paso a paso. Empieza con retos más asequibles, como darle conversación a un camarero. Cuando lo hayas hecho varias veces verás que ya no te pones tan nervioso: esa es la señal de que tienes que ponerte un objetivo mayor. A esta técnica se le llama exposición gradual, y ha demostrado científicamente que es una de las estrategias más eficaces para superar la timidez y ansiedad social.

Hasta aquí nada nuevo. Es probable incluso que ya lo supieras. Por eso ahora quiero ser brutalmente honesto contigo: debes asumir que solo vencerás tu timidez pasándolo mal.

Lo digo porque mucha gente tiene la mágica esperanza de que no es así. Que a base de leer libros o asistir a cursos encontrará la fórmula que le dará, finalmente, valor y confianza en sí mismo.

Pero es imposible sentirte seguro antes de enfrentarte a un reto. ¿Verdad que por mucho que estudies te vas a poner nervioso el día del examen de conducir? Pues aquí ocurre lo mismo.

La confianza se consigue después de actuar, nunca antes. No esperes a sentirte confiado porque te quedarás esperando siempre. Nervioso o no, hazlo.

2. ¿Qué hacer con tus pensamientos negativos?

Quizás te pongas algo más que nervioso. Quizás tu miedo al rechazo o al ridículo te paralicen por completo. Quizás te asalte un torrente de pensamientos invitándote, otra vez más, a no arriesgarte. En estos casos la sabiduría popular nos recomienda pensar en cosas positivas, o repetirnos lo bueno y maravillosos que somos. Bueno, pues éso no funciona.

En lugar de luchar contra tus pensamientos, acéptalos. No les quites espacio, dáselo. Reconoce que tus pensamientos negativos están ahí. Pero reconoce también que puedes actuar sin hacerles caso. ¿Quieres un ejemplo?

¿Qué ocurre cada vez que te levantas por la mañana para ir a trabajar? Si eres como la mayoría de mortales, probablemente no te apetezca nada. Seguramente tus pensamientos son “qué rollo”, “ojalá fuera millonario” o “hoy me quedaría toda la mañana en la cama”.

¿Pero qué terminas haciendo? Pues terminas levantándote y yendo a trabajar. A pesar de que tus pensamientos te digan que no, te levantas y lo haces. Dicho de otro modo, tus pensamientos y tu conducta no tienen por qué estar alineados. Y con la timidez ocurre lo mismo: tus pensamientos negativos van a estar siempre ahí, pero solo tú eliges tu conducta.

3. La herramienta emocional que reducirá tus nervios

“Oculta tus nervios”. “Transmite confianza”. “Demuestra seguridad”. Ya basta, por favor.

Para empezar, si superar la timidez fuera tan fácil como eso imagino que ya lo habrías hecho, ¿verdad? Pero el verdadero problema es que esa falsa seguridad te va a crear otro problema. Además de la timidez, ahora debes concentrarte en ocultarla. Y eso te crea una presión adicional que no tendrías si, simplemente, reconocieras tus nervios. No es teoría. Se ha demostrado científicamente que reconocer tus emociones minimiza el impacto que tienen sobre ti. Y no solo eso: también consigue que los demás empaticen con ellas, te perdonen más errores y te encuentren más atractivo (más abajo te explicaré por qué),

“Hola, me cuesta un poco hacer esto porque soy bastante tímido, pero me encantó el libro que estás leyendo y quería preguntarte si te has leído otros libros de este autor” Y ya puedes relajarte y olvidarte de ocultar tus nervios.

4. Una última estrategia de emergencia

Siempre fui un niño tímido. Sin embargo, había una época del año en que me sentía más poderoso que nunca. Una época en que me transformaba en un pequeño demonio capaz de hacer cualquier cosa. Esa época era Carnaval. Disfrazado de vaquero o ninja, no me costaba ningún esfuerzo tontear con la chica que me gustaba o tomarle el pelo a los profesores. Por aquel entonces no era consciente de ello, pero estaba usando la técnica de la máscara.

La técnica de la máscara es una estrategia que utilizan muchos actores y cantantes famosos. Incluso Beyoncé ha reconocido usarla a menudo para no sufrir pánico escénico. Consiste en crearte un alter ego, una personalidad que te permita hacer cosas que normalmente no harías. Eso te da la seguridad de que si haces el ridículo o alguien te evita, en realidad no te rechaza a ti: ¡está rechazando a tu personaje! Imagínate cómo se comportaría alguien tremendamente sociable en tu situación, alguien como James Bond o Mata Hari, y actúa como ellos. Personalmente, he usado esta técnica innumerables ocasiones en las que he sentido que el miedo me paralizaba, y me ha ayudado enormemente. Aunque lo ideal es que seas capaz de actuar siendo tú mismo, te recomiendo esta estrategia cuando necesites armarte de valor instantáneamente. Te sorprenderá.

Cómo establecer el primer contacto

Otra gran diferencia entre la gente que sufre timidez con los desconocidos y el resto es que los primeros creen que es culpa suya cuando alguien les rechaza, mientras que los segundos creen que es responsabilidad de quien les ha rechazado. Y es que existen miles de posibilidades por las que alguien puede no responder como esperabas. Quizás tenga prisa, un mal día, se encuentra mal, haya recibido una mala noticia o sea más tímido que tú, por citar algunas. Te recuerdo esto para que empieces a relativizar tanto tus éxitos como fracasos. Dicho lo cual, veamos qué estrategias científicas te ayudarán a conectar con las personas que acabes de conocer.

5. Consigue que tu cuerpo hable por ti

¿Alguna vez te han confesado que antes de conocerte parecías una persona fría y distante? Si te ha ocurrido tantas como a mí, la explicación más probable está en las señales que emites con tu cuerpo. Es algo que viene heredado de la época en que el ser humano apenas se comunicaba con gruñidos y gestos, y esas señales pueden transmitir dos tipos de mensajes:

• Signos que indican que eres amistoso e invitan a las personas a acercarse

• Signos que indican que eres un potencial enemigo y generan rechazo

Para evitar que la gente se ponga de inmediato a la defensiva aprende a comunicar señales del primer tipo: • Sonríe, pero de verdad. Ya sé que es el típico consejo, pero es que funciona. No sólo se ha demostrado que al sonreír conseguimos que la gente confíe más en nosotros, sino que también nos perciben como más generosos y extrovertidos.

• Aunque existe mucha disparidad científica en cuanto a su utilidad, parece ser quelevantar rápidamente las cejas es una señal social que transmite cercanía y buena voluntad.

• Mantén un lenguaje corporal abierto. Intenta no cruzar brazos ni piernas, ni tocarte la cara. Son señales defensivas que inconscientemente pretenden cubrir tus puntos débiles, transmitiendo inseguridad y desconfianza.

6. La fórmula para empezar conversaciones

La fórmula que más eficacia ha demostrado para iniciar conversaciones es la Triangulación. Se trata de crear un triángulo entre tu, tu interlocutor y algo que tengáis en común, con un comentario sobre lo que estáis haciendo, viendo o escuchando. Te pongo un ejemplo.

Imagínate que estás en el tren de Barcelona a Madrid. Son casi tres horas sentado al lado de un desconocido. Podrías triangular un tema diciendo “Disculpa, ¿sabes a qué hora tenemos previsto llegar a Madrid?”. Tan fácil como esto. El segundo paso es pasar de la triangulación a la conversación. La manera más natural es añadir información tuya que pueda aplicarse a tu interlocutor. Yo le he bautizado como la pregunta Tú también, y en el ejemplo anterior sería algo como: ¿Tú también estás viajando por trabajo?

Lo siguiente es no quedarse atrapado en una cháchara trivial (de que trabajas, etc.) porque se ha demostrado que puede penalizar mucho la interacción. Para ello tienes dos recursos maravillosos:

• Usar preguntas que contengan emociones como “¿Qué es lo que más te motiva de tu trabajo?”

• Usar preguntas que empiecen por Por qué: “¿Por qué decidiste estudiar derecho?”

7. El secreto para mantener viva una conversación

Si has seguido los pasos anteriores, lo más probable es que ya hayáis empezado una conversación. Ahora tu único objetivo solo debe ser uno: Descubrir en qué te asemejas a tu interlocutor.

Se ha demostrado en varios estudios científicos que la similitud es una herramienta de influencia potentísima. Encontrar lo que os une fortalecerá vuestra sensación de cercanía y unidad, y tu interlocutor te verá con mejores ojos. Los temas con los que puedes vincularte pueden ser tan sencillos como que estudiaseis en la misma universidad, que veranearais en el mismo pueblo de la costa, que os guste el mismo tipo de música o que tengáis algún amigo en común. Encuentra lo que os une, y dirige la conversación hacia allí.

8. Muestra tus virtudes… y tus vulnerabilidades

Una de las principales consecuencias de mi timidez adolescente fue intentar mostrarme siempre muy seguro de mí mismo, lo que suponía no revelar mis verdaderas emociones prácticamente a nadie. Eso me privó de muchas amistades, y ahora sé exactamente por qué. No era porque yo no me abriera emocionalmente. Era porque no permitía que los demás se abrieran conmigo. Incluso cuando estés hablando con alguien que acabas de conocer, es buena idea revelar algo personal sobre ti. Porque, siempre que no sea demasiado comprometido ni precipitado, conseguirás que el fenómeno psicológico de la reciprocidad trabaje por ti. Dicho de otra forma, si tú te abres, los demás se abrirán. De esta forma sentirán que les conoces mejor, y se ha demostrado que con eso les gustarás más.

Cómo solidificar tus relaciones

Ser más sociable no solo implica vencer tus miedos y empezar conversaciones, también supone ser capaz de convertir esas interacciones fugaces en relaciones que perduren en el tiempo. En esta etapa del proceso no hay demasiados secretos y sí bastante esfuerzo. Cuanto más similares seáis mejor conectaréis, pero también deberás cuidar el resto de los cuatro elementos de la amistad: la frecuencia, la proximidad, la duración y la intensidad.

9. Frecuencia

Sencillamente, si quieres fortalecer tu relación con alguien deberás verlo con asiduidad. La ciencia dice que por lo menos deberías establecer contacto una vez cada quince días, y aunque lo ideal es que lo hagas en persona, hoy en día tienes multitud de opciones para conseguirlo: • Llamar por teléfono • Enviar un whatsapp • Escribir un email • Dejar un mensaje en Facebook

Conozco gente que incluso tiene alertas en la agenda que le recuerdan que debe contactar con sus amistades. Hazlo como desees, pero si quieres amigos deberás esforzarte en verlos a menudo.

10. Proximidad

La proximidad física también es fundamental para crear relaciones más sólidas, por eso en el punto superior he remarcado la importancia de encontrarse en persona. Cuanto más cerca estés de alguien, mayor posibilidad de contacto. Así se explica que hicieras tantos amigos cuando marchabas de viaje con tus compañeros de colegio. Esto quedó demostrado en un estudio en cadetes de policía donde las amistades más fuertes se forjaron entre los estudiantes que dormían en el mismo barracón.

Aunque mudarte al barrio de las personas con las que quieres establecer relación no suele ser posible, puedes crear otro tipo de proximidad mediante videollamadas por Skype, por ejemplo.

11. Duración

La duración de estos contactos también es fundamental. De nada te servirá quedar con alguien si te vas al cabo de 10 minutos, ¿verdad? Si no puedes encontrarte con tus amigos tan a menudo como te gustaría, por lo menos cuando lo hagas haz que dure.

12. Intensidad

La intensidad es el último componente para crear una relación de amistad, pero no por ello menos importante. Cuanto más intensos y emocionales sean tus encuentros más fuertes se volverán vuestros lazos. Por eso las mejores amistades también se forjan en la infancia: porque allí las emociones están mucho más presentes. Afortunadamente, un estudio se demostró que si estamos con alguien mientras vivimos algo emocionante, lo terminaremos asociando a esa persona. Para aprovecharte de este fenómeno propón a tus amigos actividades que os puedan generar emociones, como un viaje de aventura o una visita a un parque de atracciones.

Una última conclusión

Ser más sociable es posible y a través de los estudios científicos de este artículo ya te he demostrado cómo. Pero requiere esfuerzo. Por eso considero que lo más importante es que te plantees por qué quieres ser más sociable. ¿Realmente necesitas más gente en tu vida? ¿O porque se supone que es lo que deberías hacer? Te darás cuenta que estás en el segundo caso cuando prefieras quedarte en casa en lugar de ver tus nuevos amigos. Lo que ocurre es que la sociedad nos ha vendido que debemos ser extrovertidos para ser felices, y sencillamente no es así. En el primer caso, la receta es sencilla. Sal ahí fuera, con miedo, y empieza a conocer gente. Y luego esfuérzate por mantener el contacto.

Tan fácil y tan difícil a la vez. Pero con perseverancia lo lograrás. No hay otra forma.

Publicado en habilidad social.com

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