¿Cuál es tu kryptonita?



Por Sebastián Bravo

Para todos quienes no saben, la kryptonita representa la vulnerabilidad de Superman. Cuando al hombre de acero se le presenta este mineral sus super poderes se desvanecen. Me viene también Sanson, quien se caracterizó por poseer gran fuerza y habilidades bélicas muy por encima de los otros. Él también poseía un secreto como llave para su vulnerabilidad: su cabellera. Cuenta la leyenda que mientras dormía, Dalila le cortó el pelo y perdió el regalo que le habían hecho los dioses.



Si bien una cosa son los personajes míticos o de fábula y otra nosotros, quienes vivimos en el mundo real, al igual que ellos, también somos vulnerables. Pero nosotros corremos con ventaja. Ésta es que justamente en nuestra vulnerabilidad es donde radica nuestro más grande y verdadero poder. Sí. Por su etimología es vulnerable todo aquel quien puede ser herido.

Imaginate ahora, concentrate, cuáles son esas cuestiones y/o posibilidades que te dan miedo. Sí, esas mismas. Perder tu trabajo, no poder pagar las cuentas a fin de mes, que te aumenten el alquiler un 100 %, chocar con el auto, que a un familiar cercano le ocurra algo lamentable, poner fin a una relación, que te bochen en un exámen, que alguien no te acepte o quiera, … Las posibilidades son infinitas, tantas como usuarios en Facebook. Pero todas tienen un factor común: el miedo.

Imaginate ahora por un segundo que te “amigas” con ese miedo. Uno a la vez. Que aceptas la posibilidad de que eso pase. Imaginate desafiando tus miedos. Cerrá los ojos y sentite desafiandote a vos mismo. Lo que yo sentí fue alivio.

Nuestra vulnerabilidad no depende de un mineral o de si vamos o no al peluquero sino que ésta tiene origen en nuestro ego y en creencias aprehendidas. Y, según lo cual obramos y pensamos de una determinada forma, la “normal” y dado que no es objeto de cuestionamiento “así” vamos siendo por la vida. Pensamos que esto o aquello debe ser de una determinada manera, por lo general “así” y no concebimos lo diverso. Que las cosas fuesen diferentes, el solo hecho de imaginárnoslo da miedo.

Nuestros miedos adquieren cuerpo por el hábito de pensar de una determinada manera ¿Cuál es la conversación interna, muy interna, que estás teniendo desde el hábito o transparencia que estaría bueno desarticular? ¿Qué posibilidades tendrías de animarte a habitar con la imaginación para practicar un espacio diferente? Una vez ahí, sentite. Imaginate desafiando tus miedos. También preguntándote porqué le tenes miedo a eso.

Te entiendo. También imaginate cómo debe haberse sentido David antes de luchar contra Goliat. Ahora seguí imaginándote qué debe haber sentido luego de vencerlo… Si él pudo, ¿porqué vos no?

¡Ah! No confundir vulnerabilidad con debilidad que son bien distintas.

Publicado en www.idem.com.ar

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