El valor del tiempo



Por Dinorah Jiménez Siles

La sensación general de un tiempo que literalmente se nos escapa de las manos no es gratuita, obedece a una cuestión tan elemental que se convierte en una obsesión humana. Esto nos lleva a plantearnos cómo sacarle el mayor provecho a algo que es limitado, siendo el abanico de posibilidades inmenso.



Conocer y valorar los asuntos prioritarios es una cuestión necesaria si queremos sacarle el mayor rendimiento, descubrir lo esencial y desechar lo secundario. Esto es gestionar el tiempo. La destreza, lo hemos comprendido, se aprende con la práctica y la práctica requiere de tiempo.

No olvidemos que el tiempo es lo que necesitamos para alcanzar cualquier objetivo, por lo que nos toca hablar de dos puntos importantes: la eficacia en alcanzarlos y la eficiencia, que sería la administración de los recursos para lograrlos.

Consideraciones como la infinita variedad de opciones que podemos elegir, nos obliga a priorizar en la importancia de la elección. Visualizar con claridad qué es realmente lo importante, sin olvidar que debemos dejar espacio para la espontaneidad.

Entender algo básico como el ritmo que requieren las distintas tareas es, ni más ni menos que volverse un maestro en realizarlas. De nada nos sirve ir rápido si cometemos errores que al cabo nos van a retrasar en nuestro empeño.

Se puede decir que una característica fundamental de los seres racionales es nuestra capacidad para obtener del tiempo una variedad ilimitada de objetivos. Creamos una red jerárquica en la que unos objetivos se supeditan a otros, en función de la importancia que representan en nuestra existencia.

Entramos así en el concepto “Gestión del Tiempo”, en el que la eficacia de alcanzar las metas y la eficiencia al emplear los medios, se conjugan con el tiempo para alcanzar los mejores resultados.

Esto marcaría el nivel de inteligencia que poseemos respecto a un reto. Estamos ante la estrategia de visualizar lo que esperamos del futuro, planeando la táctica, que sería la manera de llevarlo a cabo en el menor tiempo posible y con la mayor economía de medios, el más importante

Mi aportación como experiencia de vida la resumo en este pensamiento: “Si visualizamos el tiempo como una escalera que nos conduce a un determinado lugar, debemos aceptar subir determinado número de escalones, el ritmo y la disciplina serán los que marquen la diferencia en cuanto al tiempo que emplearemos en lograrlo. Podemos ir muy de prisa y caer precipitadamente, quebrarnos, o ir tan despacio que decidamos finalmente abandonar la carrera. Conocer nuestro paso y respetarlo, continuando con ahínco a lo largo del tiempo, sería la clave del éxito.”

Publicado en matiasscelso.com

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