Expectativas sexuales




Por Claudia Méndez Robayo

La inmensa mayoría de gente fantasea con una vida sexual estimulante, variada, excitante, satisfactoria, plena, perfecta… Cada persona va formando expectativas consciente o inconscientemente y, al final, éstas pueden ser determinantes para que se sienta satisfecha o no.



En el terreno sexual las expectativas están a la orden del día. Cada uno tenemos las nuestras. Quien diga que no las tiene, muy probablemente se está engañando o no conoce sus procesos psicológicos lo suficiente. El contar con expectativas no es algo negativo, es una situación común, y las vamos generando de forma automática ‒unas veces más, en otras ocasiones menos‒. Esto suele depender del interés que sintamos por una situación, por una persona determinada o por nuestra vida sexual en general. El no tener pareja no impide el que una persona tenga expectativas sexuales.

Para evitar frustraciones innecesarias es muy importante conocer esas expectativas sexuales. Con frecuencia encontramos en consulta personas confundidas y desencantadas con su vida sexual quizás porque no conocen sus verdaderos deseos. Cuando una persona no los conoce es imposible que pueda expresarlos y, mucho menos, cumplirlos. Esta situación puede llegar a generarles un gran malestar y les agobia no identificar la causa.

Por el contrario, al conocer nuestras propias expectativas sexuales podemos plantearlas y negociarlas con nuestra pareja. Por supuesto, también es necesario evaluar si las expectativas son razonables. Puede ocurrir que algunas expectativas simplemente deban mantenerse en el plano de la fantasía ‒puesto que resultan claramente inviables.

Sin embargo, es posible que algunas de nuestras expectativas sexuales sean recíprocas, tengan una buena acogida, causen resonancia en la otra persona y despierten su imaginación. Entonces habremos dado un paso esencial para que se hagan realidad. Al conocer sus expectativas, la pareja puede negociarlas, y por consiguiente genera la oportunidad de llevarlas a la práctica.

Algunas personas descubren en terapia sus deseos. No obstante, antes de comunicárselas a su pareja tienen que enfrentarse a sus propios tabúes sexuales. Una vez superado este temor será mayor oportunidad de optimizar su vida sexual. A menudo, la otra persona agradece la honestidad y se siente motivada en ese proceso de conocimiento mutuo.

¿Eres consciente de tus expectativas sexuales? ¿Son viables? ¿Eres capaz de planteárselas a tu pareja? ¿Y tu pareja te ha planteado las suyas? Si no tienes pareja, ¿en qué pueden consistir tus expectativas sexuales?

La autora es psiquiatra. Artículo extraído de su perfil de Facebook.

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