Cuatro filtros (antes de abrir la boca)



por Gustavo Bedrossian

En este día te regalo un capítulo de mi último libro, "Palabras Cuidadas": Te comparto algunos pensamientos del Doctor Emerson Eggerichs, extraídos de su libro Antes de que oprima enviar. Podrás evitarte muchos dolores de cabeza si los tomas en cuenta.



Son cuatro preguntas para hacernos antes de abrir la boca; las tres primeras se le suelen adjudicar a Aristóteles (aunque hay dudas sobre su autoría), mientras que la cuarta es un agregado de Eggerichs. Son filtros para determinar qué diremos, cuánto diremos, y de qué modo lo diremos:

• ¿Es esta información verdadera?
• ¿Es esta información bondadosa?
• ¿Es esta información necesaria?
• ¿Es esta información clara?

¡Cuántas veces habremos compartido alguna información que no estaba del todo chequeada!
¡Cuántas veces habremos dicho algo verdadero, pero sin misericordia!
¡Cuántas veces habremos importunado a otros con comentarios absolutamente innecesarios!
¡Cuántas veces habremos expresado alguna idea de un modo embarullado en lugar de habernos preparado para expresar con la mayor claridad y simpleza!

Eggerichs afirma: "Sé que ésto es vital. ¿Por qué? ¡Porque quiero que usted me hable de esta manera! No quiero que me mienta ni que sea rudo. Que me diga lo que necesito saber y no me deje confuso con declaraciones ambiguas o difíciles de entender.

Sé que al responder estos cuatro interrogantes al comunicarme, disminuye la probabilidad de que otro perciba la idea equivocada y aumenta la probabilidad de que ¡comprenda la idea correcta! Además, me ayuda para ahorrar mucho tiempo en corregir malentendidos y evitar rompimiento de relaciones. Previene dolores de cabeza y quebrantos".

Encuentro en la Biblia decenas y decenas de recomendaciones en esta dirección. Te cito sólo algunas para que no te pierdas en la multitud de versículos:

“Hablaremos la verdad con amor” (Efesios 4:15).
“Que sus conversaciones sean cordiales y agradables, a fin de que ustedes tengan la respuesta adecuada para cada persona” (Colosenses 4:6).
“Hay un tiempo para callar y un tiempo para hablar” (Eclesiastés 3:7).
“Cuida tu lengua y mantén la boca cerrada, y no te meterás en problemas” (Proverbios 21:23).

En una época en la que estamos cargados de tantos mensajes y tanta información, es fundamental la claridad. Anthony Hope Hawkins, escritor de novelas británico, expresó: “A menos que uno sea un genio, mejor es intentar ser claro”. Se me ocurre esta reflexión al respecto: quizá la genialidad esté en cómo comunicar con claridad.

Mientras en ciertos círculos cerrados académicos la sabiduría parece estar centrada en cómo decir del modo más complicado las cosas, elijo pensar que muchos grandes sabios han podido sintetizar en pocas palabras mucho de su conocimiento, siendo sencillos y claros. Seguramente hacer un borrador de lo que tenemos en mente para expresar, nos permita luego extraer el núcleo de lo que realmente es necesario decir, para expresarlo con veracidad, misericordia y sencillez.

¿Podremos comenzar hoy a hacernos estas cuatro preguntas antes de expresar algo?

Creo que vale la pena el intento.

publicado en www.psicorecursos.com.ar

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