Tantra: el cielo azul



por Astiko Lopez

Hay muchos libros escritos sobre tantra y para muchas personas el tantra básicamente se asocia con técnicas y conocimientos para ser mejor amante, lo cual es en parte verdad pero no tal y como se asume.

Te convierte en un mejor amante de la vida porque apunta hacia ti mismo y te revela tu ser. Tantra no es de nadie, ni pertenece a nadie, es libre de dogmas y opiniones, solo exige una muerte, la muerte de todo lo que es falso en ti. Entonces la vida y tú os convertís en el mismo fenómeno y claro está, también la muerte cuando acontece.



Tantra significa sencillamente: Técnica para la expansión de la consciencia o El cielo azul.

Hace ya miles de años que los seres humanos buscan expandir su consciencia. La búsqueda espiritual, la conexión del ser humano con el misterio de la existencia, con aquello que nos desborda y nos eleva, es algo que sucede desde que el ser humano se preguntó por primera vez: ¿Quien soy yo? ¿Cual es mi sitio en esta infinita existencia? ¿De dónde vengo y a donde voy? ¿Para que vivo, produzco y me reproduzco?

Estas preguntas trascienden el mero propósito inconsciente del mamífero, que se alimenta, reproduce y vive desde una inteligencia instintiva, partícipe de la totalidad pero sin consciencia mental y emocional. Al tomar consciencia de si mismo y de su existencia, el ser humano se desprende aparentemente de la participación de la totalidad, añora la unión y se siente solo separado y por lo tanto pequeñito dentro de la inmensidad. Así comienza una búsqueda, un viaje de consciencia de la individualidad hacia la unidad. Del miedo al amor! Del instinto de supervivencia del individuo y la necesidad de poder personal al amor fraternal con todo lo que existe!

Todas las religiones son muletas para devolver al ser humano la sensación de pertenecer, a Dios, a la existencia, a la totalidad de lo que Es.

Las religiones proveen de fórmulas y dogmas para inducir la consciencia de espíritu frente a la naturaleza puramente inconsciente. Buscan elevar al ser humano a un ser de consciencia que trascienda los instintos animales y dirija su mirada hacia el amor y el espíritu. Sus dogmas y mandamientos tienden a prohibir y reprimir ciertos comportamientos para así trascenderlos y vivir desde un plano de existencia menos enfocado en la mera supervivencia, la avaricia, el deseo primal o sexual para ser más expandido, generoso, consciente y conectado con la fuente de toda existencia.

Desgraciadamente la represión, el castigo y los sistemas de creencia sobre comportamientos y pasiones humanas no han sido buenas medidas de aprendizaje, ya que todo lo reprimido se retuerce y encuentra caminos inconmensurables de expresión . Este ha sido el caso con las expresiones sexuales y emocionales del ser humano, que no han sido observadas sin juicio, con inteligencia, con una actitud científica y meditativa. Siguen siendo áreas del ser humano que se viven con muy poca consciencia, responsabilidad y conocimiento de uno mismo, de su cuerpo y de su alma. La sensación de pecado, vergüenza o culpa impide al ser humano tomar consciencia de si mismo y por lo tanto ser dueño de su energía y de su conexión con la fuente.

Los legados tántricos nos hacen herederos de una forma preciosa de observar al ser humano de una manera holística, como ser sexual, emocional, intelectual y espiritual. Todas estas expresiones son expresiones distintas de la misma energía de vida que nos atraviesa.

Tantra no es una religión, es una forma religiosa de vivir la vida, en la que se adora, presta atención y celebra las cosas esenciales: la comida, el movimiento, el encuentro íntimo, el aseo, la mirada, el tacto, el olfato… La cualidad de un encuentro o de una creación, de un nacimiento o de una muerte. La divinidad reside en la consciencia de un ser humano. Un ser humano con consciencia, que vive sus instintos, pasiones, deseos, emociones, pensamientos, actitudes, etc… Con claridad y apertura.

Este camino de aceptación, de no-discriminación a veces es confundido con un hedonismo o indulgencia de las pasiones y deseos humanos, es todo lo contrario. La diferencia entre la aceptación y la observación de lo que acontece y la pura permisividad o indulgencia, es la presencia total e individual de la consciencia en el aquí y ahora. Esto requiere una gran disciplina que se va adquiriendo. La disciplina te lleva a observar desde tu centro las olas de la vida atravesándote y al mismo tiempo que las acompañas, sigues siendo pura consciencia reflejando lo que Es sin perderse en ellas. La consciencia por su naturaleza siempre encauza con la mejor opción disponible en el momento el fluir de las cosas.

Para el camino tántrico la misma observación amorosa y presente de algo, lo transforma, lo hace fluir y encontrar su cauce sano y natural. Este fenómeno es llamado en la mitología: el encuentro entre Shiva y Shakti, entre consciencia y energía, entre lo observado y el que observa.

Por eso la disciplina que se aprende en tantra es a estar presente en tu cuerpo sintiendo lo que es en apertura, con la consciencia expandida.

Muchísimas meditaciones del Vyghyan Bhairava Tantra son exclusivamente para despertar el fuego de tu presencia. También la respiración juega un papel sumamente importante en el camino tántrico. Contribuye a tomar consciencia y a abrirse para sentir y soltar emociones sin digerir. De esta manera se relaja la musculatura de tensión que acoraza el cuerpo y uno se vuelve mas esponjoso y fluido y disponible para el presente!

Así pues el camino que el tantra traza, nos va acompañando a soltar capas de protección para reemplazarlas por una consciencia despierta de tu cuerpo, de la energía vital, del Ser. La energía sexual tiene un potencial de vitalidad y creatividad inmenso y no solo sirve para crear otra vida, sino para despertar la vitalidad, la alegría y la consciencia en uno mismo.

Este potencial es observado en el Tantra y en el Tao de la sexualidad y a través de esta observación pausada y sin prisas nos enseña a entender el fluir natural de la energía y a hacerle espacio para que llene cada célula y cada fibra de nuestro sistema nervioso, revitalizando y despertando potenciales latentes en nosotros de energía, consciencia y creatividad. Además nos provee de herramientas para tomar consciencia de nuestros patrones energéticos a la hora de intimar. Entendemos nuestras necesidades de acercarnos y alejarnos, de abrazar y ser abrazado, de seguir respetando y comunicar nuestra verdad con presencia y apertura.

Para el tantra, el contacto físico, caricias, abrazos, masajes, miradas, danzas, etc… Son una necesidad de todo ser humano. Son gestos que vividos y compartidos de una manera consciente, te hablan de ti mismo, de tu corazón y del corazón del mundo. Te hacen salir del intelecto y sentir, te conectan con el corazón. La cualidad del amor y de la devoción surge de vivir las cosas cotidianas presenciándolas, la mirada de tu hijo a la hora del desayuno, una caricia de alguien querido, un beso, un atardecer, la textura de la ropa que te roza, los sonidos, tu cuerpo mientras estás trabajando, cuando haces el amor, en apertura, relajado, sin metas, presenciando, amando… De esta manera el espíritu no está separado de la vida, de los quehaceres humanos, de los encuentros, de la vida sexual y amorosa, del trabajo y la política, si no que la consciencia y la apertura amorosa desciende en todos los ámbitos y los transforma.

En una sociedad donde la humanidad se dedicara a tomar consciencia de su cuerpo, sus emociones y su divinidad y dedicara sus capacidades, su vitalidad, el fuego de su creatividad y alegría a contribuir con su entorno, a crear, respetando la naturaleza de las cosas, observador e inteligente apoyándose en la tierra con humildad en vez de con soberbia, confiaríamos más los unos en los otros, sabríamos ocupar nuestro lugar conscientemente y haríamos de esta tierra un paraíso.

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