Cómo tener más confianza y seguridad en uno mismo



Por Pau Navarro

¿Te cuesta encontrar motivos para confiar y estar seguro de ti mismo?¿Te frustra que tu miedo al fracaso te haga perder oportunidades una y otra vez? ¿Ves como personas menos capaces que tú confían más en sus posibilidades? Cuando te falta confianza todo se vuelve mucho más difícil.



Confiar en ti mismo no significa creerte perfecto. Tan sólo significa saber que eres capaz de superar los obstáculos que te plantea la vida, y eso tiene unas consecuencias maravillosas.

Cuando confías en ti mismo, relativizas los problemas. Te preocupan, pero dejan de angustiarte. Ya no te parecen cadenas enormes que de las que nunca te liberarás, y simplemente los ves como golpes de la vida de los que terminarás recuperándote.

También tienes menos miedos. Te atreves con retos que otras personas descartan por temor al fracaso. Y casi siempre terminas descubriendo que, en el fondo, nada es tan difícil como parece.

Sin embargo, confiar en uno mismo no es tan fácil como simplemente proponértelo. Aunque está directamente relacionado con las experiencias que has vivido hasta hoy en día, también depende de tu forma de interpretarlas. Pero eso es una excelente noticia.

En este artículo voy a intentar desmitificar algunas creencias sobre la confianza y darte las técnicas que se han demostrado realmente útiles para conseguirlo.

Mucha gente confunde la autoestima con la confianza, pero no son lo mismo.

La autoestima está relacionada con el concepto que tienes sobre ti mismo. Deriva del latín “estimar”, es decir, ¿cuánto te quieres a ti mismo?

Pero tener confianza se refiere a lo que los angloparlantes conocen como “trust”. To trust implica cerrar los ojos y fluir con la vida.

Una persona con confianza en sí misma es capaz de arriesgarse, aceptar nuevos retos y enfrentarse a situaciones desconocidas, incluso con baja autoestima.

Esta es la razón por la que muchas personas de éxito tienen una autoestima baja. La cantante Rihanna tuvo que buscar ayuda profesional para su autoestima, y sin embargo realiza conciertos por todo el mundo y se enfrenta diariamente a una audiencia de millones de personas.

Por eso, incluso en los momentos en que te resulte difícil valorarte y quererte, podrás recurrir a la confianza para tomar las riendas de tu vida y salir airoso de los contratiempos.

10 claves científicas para tener más seguridad y confianza en ti mismo

La verdadera confianza requiere que identifiques el origen de tus inseguridades, actúes y seas consciente de que fracasar no es el final. Por todos estos motivos, las siguientes técnicas pueden resultarte muy eficaces para empezar a aumentar la seguridad en ti mismo. Con constancia, verás como empiezas a creer mucho más en tus habilidades y recursos.

1. Empieza por respetar tus emociones negativas

La confianza no es algo permanente, que siempre deba estar al 100%. De hecho, eso es imposible. Todos nos sentimos más o menos seguros según el momento vital que estemos experimentando. La confianza cuando alguien acaba de encontrar el trabajo de sus sueños no tiene nada que ver con la que tiene justo después de haber sido despedido. Confiar constantemente en uno mismo es imposible. Hasta las personas más seguras de sí mismas tienen momentos de debilidad o periodos de sus vidas en los que se sienten impostores. ¿Quieres un ejemplo? Las confesiones de varias actrices de Hollywood.

Por todo esto, en primer lugar debes acostumbrarte a respetar tus emociones negativas y tus momentos de bajón y ser consciente de que no pasa nada porque de vez en cuando estén ahí. Mucha gente no tiene un problema real de confianza pero su propia necesidad inalcanzable de sentirse siempre bien es lo que les añade presión y les termina deprimiendo. Ríe cuando seas feliz y llora sin tapujos cuando estés triste. Haz las paces con tus emociones negativas y acéptalas como parte de la vida. Asume que es imposible tener siempre la confianza al 100%.

2. Recuerda tus logros y vence el síndrome del impostor

Gran parte de culpa de la falta de confianza en uno mismo la tiene nuestra tendencia innata a criticarnos por nuestros fracasos y menospreciar nuestros logros. Esto suele terminar derivando en el síndrome del impostor, una percepción psicológica por la cual las personas son incapaces de reconocer sus logros. Los atribuyen a la suerte o las coincidencias, y se convencen a sí mismas de que son un fraude y no merecen los éxitos que han conseguido. El síndrome del impostor afecta de forma habitual al 40% de la población, y es particularmente frecuente en las personas que alcanzan rápidamente el éxito. Aunque te cueste de creer, muchas personalidades famosas como Tom Hanks o Emma Watson creen, en el fondo, que son un fraude (Sakulku & Alexander, 2011). Como es posible que te esté afectando también a ti, es importante que empieces a ser más consciente de tus éxitos, y de tus cualidades personales que los han hecho posibles. Para ello, haz un listado de 5 logros que hayas conseguido en tu vida, ya sean en el ámbito laboral, académico o personal, e identifica la cualidad que necesitaste para lograrlo. Si por ejemplo terminaste una carrera mientras trabajabas, seguramente eso signifique que eres determinado y perseverante, ¿verdad? Guarda ese listado de éxitos y atributos en un sitio donde sea fácil recuperarla en los momentos en que más confianza necesites. Cuando te sientas falto de confianza, recuerda un éxito del que te hayas sentido especialmente orgulloso. Se ha demostrado que traer a tu mente este tipo de recuerdos te hará sentir (y actuar) más confiado.

3. Elige bien de quién te rodeas

Se dice que tu personalidad está condicionada en gran parte por las 5 personas con las que pasas más tiempo. Sean cinco, dos o veinte, la realidad es que la necesidad de conformarnos a la norma social sí que nos influye en cierta medida. Si te rodearas de físicos cada día, seguramente terminarías aprendiendo algo sobre física. En mi caso, cuando decidí dejar un trabajo estable y bien remunerado para empezar mi aventura como formador en habilidades sociales, algunas personas predijeron que fracasaría y que estaba cometiendo un error, mientras que otras me animaron y confesaron que les gustaría seguir mis pasos. Tardé muy poco tiempo en darme cuenta de qué tipo de amistades prefería tener cerca. Si tu entorno más cercano es demasiado crítico, pesimista, e incapaz de reconocer tus logros, plantéate si te conviene continuar rodeado de él. Cambiar de amigos no es fácil, pero a veces es mejor estar solo que mal acompañado. Aléjate de aquellas personas que te hagan sentir mal. Es difícil confiar en ti mismo cuando estás rodeado de gente que te juzga o no te respeta.

4. No te definas con etiquetas limitantes

Según la terapia cognitivo-conductual, reforzar tus pensamientos negativos con afirmaciones absolutas es el inicio de un círculo vicioso que te impedirá desarrollar tu confianza. Por ejemplo, si te dices a ti mismo “siempre fracaso cuando intento algo nuevo; por lo tanto fracasaré en todo” es probable que evites enfrentarte a cualquier nuevo reto. O si no dejas de repetirte “soy demasiado torpe para los trabajos manuales“, posiblemente ni siquiera intentes reparar algo cuando se te rompa en casa. De la misma forma que resulta esencial identificar tus pensamientos negativos, también es necesario que seas capaz de detectar las etiquetas negativas que te pones. Son simples etiquetas, y está en tus manos poder cambiarlas. Cuando algo te salga mal, intenta identificar tu pensamiento de ese momento. Si por ejemplo derramas el agua, ¿qué te dices? En lugar de decirte “soy un desastre”, sustitúyelo por una reflexión no absoluta: “Estoy cansado” o “Es normal que falle, soy humano”.

5. Encuentra tus valores y guíate por ellos

La gente se pregunta qué quiere ser de mayor, dónde le gustaría vivir y qué coche quiere comprar. Y sin embargo la mayoría nunca se termina haciendo la pregunta más importante: ¿Qué valores quieres que guíen tu vida? Estamos tan acostumbrados a seguir el criterio de nuestros padres, amigos o profesores, que pronto olvidamos cuáles son nuestros propios valores. Si no los conoces, te resultará difícil ser congruente en tu vida y eso te generará muchas dudas internas. Ser consecuente reforzará tu confianza, para ellos debes sentir que actúas conforme tus valores y forma de ver el mundo. Imagínate que eres una persona generosa. Un día, un amigo se porta muy mal contigo, así que decides que a partir de ahora serás egoísta con él. ¿Qué ocurriría si lo hicieras? Pues que no serías consecuente con tus valores y te sentirías muy mal. En este caso sería mejor enfrentarse al problema de otra forma.

6. Toma decisiones, por pequeñas que sean

Si no tienes claro qué valores quieres que guíen tu vida, cuando debas tomar una decisión importante no sabrás qué hacer y necesitarás que los demás te ayuden a validarla. Empezar a tomar decisiones por ti mismo es crucial para aumentar tu confianza. Al hacerlo se activa tu córtex prefrontal, lo que reduce tu preocupación y te hace sentir más seguro. Te propongo dos ejercicios. Uno más sencillo y otro más difícil. • El primero consiste en empezar a practicar tomando pequeñas decisiones cotidianas, como elegir tú la película que vas a ver al cine con tu pareja. • En el segundo, piensa en algo que sea importante para ti y que sabes que algún ser querido tuyo no validaría. Por ejemplo, apuntarte a un coro de gospel cuando tu pareja insiste en que esa actividad es una pérdida de tiempo. ¿Qué pasaría si tomases esa decisión y tus allegados no la validasen? ¿Sería tan terrible? ¿Podrías seguir adelante con ello?

7. Rompe tus cadenas mentales

A menudo, son nuestras propias cadenas mentales las que nos impiden actuar cuando contamos con los recursos suficientes para hacerlo. En 1965, los psicólogos Seligman y Maier realizaron un experimento que quedaría para la posteridad: a los perros del grupo A se les aplicaba una descarga que se detenía cuando presionaban una palanca, y a los del grupo B se les aplicaba independientemente de si presionaban la palanca o no. No podían hacer nada para detenerla. Más tarde, colocaron los perros del grupo B en una superficie en la que era posible saltar para evitar las descargas. Sin embargo, como creían que no podían hacer para cambiar su situación, se quedaban quietos cuando las recibían. Es como el ejemplo del elefante atado a una cadena que no hace nada por escapar. Ahora que pesa 5 toneladas podría romperla con un simple tirón, pero como creció atado a ella cree que es imposible. A nosotros nos ocurre lo mismo. Tememos intentar algo cuando en realidad lo que nos da miedo es el paso previo: pensar en intentarlo. La clave está en atreverte a actuar. En el momento en que tomas la decisión, tu cerebro recibe un subidón de dopamina. Esto es porque se siente en control. Y el control reduce tu inseguridad, incluso aunque no consigas tu objetivo.

8. Ponte en la piel de los demás

Somos seres sociales, y por eso no podemos evitar compararnos constantemente con los demás para determinar nuestra valía. Aunque esto fuera un mecanismo de supervivencia en el pasado, en la actualidad puede tener un efecto muy negativo sobre nuestra confianza. Además, cuando no comparamos solemos caer en el error de la maximización y la minimización. Básicamente, despreciamos nuestros éxitos y sobreestimamos los de los demás. Esta distorsión cognitiva también nos produce la sensación de que los demás tienen vidas mucho más fáciles que las nuestras. Como vemos únicamente su exterior imaginamos que, a diferencia de a nosotros, la vida les resulta más fácil.

9. Aprende a decir que no

Pocas cosas pueden aumentar más tu confianza que la de respetarte a ti mismo y tus deseos. Pero para ser asertivo no es suficiente con creértelo y salir a la calle gritando “¡Ya es hora de que empiece a decir que no!”. No. La clave son tus sentimientos y necesidades. Si en lugar de hablar de hechos objetivos aprendes a comunicar lo que sientes o las razones por las que algo te preocupa, los demás empatizarán contigo y te resultará más fácil justificar tu no. Por ejemplo, si en vez de “No puedo prestarte el coche porque quizás me lo rompas” dices “No puedo prestarte el coche porque soy muy cauto y he sufrido demasiado cada vez que lo he dejado a alguien” conseguirás que los demás entiendan tus razones sin sentirse juzgados. Cuando te encuentres con alguien que no empatice contigo y te ponga contra la espada y la pared pidiendo un favor, existen dos herramientas que pueden darte muy buen resultado. • La primera es la técnica del disco rallado. Se trata de repetir las veces que haga falta tu razón sin dar ninguna explicación más, por ejemplo“es tarde y quiero irme a casa porque mañana madrugo”. • La otra (y una de mis favoritas) es la técnica de la norma personal. Consiste en explicar que tienes una norma, una política que te impide hacer lo que te están pidiendo. “Lo siento, tengo una política personal sobre no dejar dinero a amigos”. De esta forma lograrás que la otra persona no se sienta rechazada personalmente.

10. No olvides que vas a fallar

Cuando mi amiga Marta nos contó que la habían aceptado en una prestigiosa universidad de Estados Unidos, varios de sus amigos le respondieron que había tenido mucha suerte. Pero creer que los éxitos se consiguen gracias a la suerte es en realidad una falacia cognitiva. Cuando te plantees un objetivo, vas a fallar en muchas ocasiones. Pero eso nadie lo ve. Por ejemplo, Marta fue rechazada en dos importantes universidades antes de conseguir entrar en la tercera. ¿Hubiera tenido sentido que dejase de confiar en ella misma tras recibir los dos primeros rechazos? Cuando le llegó la noticia de que no la habían admitido, lo aceptó, lo integró como parte del proceso y continuó solicitando la entrada a otras universidades. Observa la explicación que se dio a sí misma: “Estos fallos son parte del proceso y no significan que yo no valga”. Para llegar al éxito, antes hay que trabajar y fracasar. Recuerda que vas a fallar como todo el mundo, y simplemente conviértelo en una etapa más del camino hacia tus objetivos.

Lo que no funciona para aumentar la confianza en ti mismo

Estas estrategias se han popularizado a través del boca a boca, sin que nadie se haya molestado en comprobar su base científica. La utilidad de cada una de ellas para hacerte sentir más seguro de tus capacidades es bastante dudosa.

1. Utilizar una pose de triunfo

A raíz de una investigación de la Dra. Amy Cuddy popularizada a través de su TED Talk, mucha gente (y me incluyo) creyó que simplemente adoptando una postura corporal erguida y triunfante podrían sentirse más confiados. La explicación de Cuddy es que existe una comunicación de doble sentido entre la mente y el cuerpo. Cuando estás orgulloso, lo reflejas con tu postura. Pero si estuvieras triste e intencionadamente adoptases una postura de triunfo, poco a poco irás sintiéndote más confiado. Sin embargo, si buscamos más encontraremos que el estudio de la Dra. Cuddy era pequeño y en unas circunstancias particulares, y cuando otros científicos han replicado esos experimentos a mayor escala no han encontrado evidencias de que esto sea así. Quizás era demasiado bonito para ser verdad. Es posible que momentáneamente puedas sentirte más enérgico o motivado, pero desde luego no es una buena estrategia para aumentar tu confianza a largo plazo.

2. Sonreír y usar un lenguaje corporal positivo

Algo parecido a las poses de triunfo ocurre con la sonrisa. Aunque es cierto que la sonrisa activa en nuestro cerebro el circuito emocional de los sentimientos positivos, esto sólo ocurre si sonreímos de forma genuina y natural. Y es difícil hacer eso cuando estás triste, ¿verdad? Lo único que consigues al forzar una sonrisa cuando estás enfadado o apenado es negar tu verdadera emoción, lo que creará una contradicción en tu inconsciente que te confundirá todavía más.

3. Repetir que mereces lo mejor

Al final, todos tenemos lo que merecemos… ¿o no? Creer que el mundo es justo y que al final te llegará lo que mereces es una creencia que puede conducirte a la pasividad, la desidia, e incluso a sentir que no tienes el control sobre tu propia vida. La confianza en uno mismo es todo lo contrario. Significa tomar las riendas y hacerte responsable de tus circunstancias; este es el primer paso para poder cambiarlas.

4. Reafirmarte en lo mucho que vales

Hablarte a ti mismo en términos positivos (“soy genial“, “qué inteligente soy”, “hoy puedo con todo”) quizás pueda parecerte una buena idea porque te invita a centrarte en lo bueno y no en lo negativo. Sin embargo, realizar autoafirmaciones positivas de forma habitual no solo no sirve para nada, sino que puede incluso resultar muy perjudicial para tu confianza. ¿Por qué? Porque tu cerebro no es tonto. Si le intentas hacer creer algo, tu mente buscará las razones, y sin no las encuentra se dará cuenta que lo estás engañando. Si quieres realmente usar autoafirmaciones positivas de forma eficaz, no te olvides del por qué de tus virtudes, como que hayas logrado aprobar un examen o que hayas ayudado a tu pareja en algo importante.

5. Obsesionarte con salir de tu zona de confort

Este consejo bienintencionado ha demostrado ciertos efectos positivos, pero no necesariamente te llevará a conseguir una mayor seguridad en ti mismo Está bien salir de tu zona de confort. Te ayudará a crecer y puede aumentar tu confianza. Pero sólo si antes te aseguras de que cuentas con las habilidades necesarias. Por ejemplo, antes de lanzarte a un viaje a Reino Unido en búsqueda de trabajo, deberías asegurarte de que cuentas con una mínima red de seguridad en cuanto a habilidades (como por ejemplo que tienes el nivel suficiente de inglés y que puedes estar solo durante una semana sin desesperarte) y recursos (ahorros y los procesos para convalidar tu educación en España).

Conclusión

Aumentar la confianza en ti mismo es fundamental para sobrevivir con optimismo a los obstáculos de la vida. El primer paso es conocerte mejor. Porque aunque tu pasado no es determinante, conocer tus orígenes afectivos te ayudará a entender qué tipo de relación buscas contigo mismo y con los demás. Ser consciente de tus valores también te servirá para tener una guía que marque tu camino. Y finalmente recuerda que no siempre estarás a tope de confianza, porque eres humano, y que tú eres mucho más que una simple etiqueta. Todo lo que necesitas para confiar más en ti mismo y actuar con mayor seguridad en cualquier aspecto de tu vida está dentro de ti, no fuera. Ya lo tienes, solo necesitas encontrarlo y sacarlo a la luz.

Publicado en www.habilidadsocial.com

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