Siete lecciones para liderar





Por J. Daniel Blanco

Bill George delimitó en este libro (2010, en su versión española) que los líderes que han superado (o están superando la crisis) son aquellos que han mantenido sus creencias, valores y principios como norte fundamental en sus actuaciones y estrategias, definidas a largo plazo y asumiendo además la responsabilidad implícita del liderazgo en su modo de gestión.



Las crisis conllevan necesidades de cambio y nos obligan a manejar las turbulencias con objeto a que su correcta gestión nos haga ganar en seguridad y competencia para el futuro. El afrontar la realidad de cualquier situación, buscar la causa inicial del problema, prepararnos para el largo plazo y aprovechar las oportunidades que se puedan generar siguiendo nuestros valores constituyen los principios rectores que Bill George defiende como guías de actuación.

1. Afrontar la realidad, empezando por uno mismo

El asumir los hechos y la situación tal y como es sin negar la evidencia ni nuestros errores y participación directa o indirecta en el escenario creado es clave para el análisis de los problemas y el planteamiento de actuaciones de mejora y corrección. Nada se podrá “construir” o diseñar poniéndonos de lado u obviando el problema.

2. Quitarse el mundo de los hombros

Intentar resolver todo desde nuestra perspectiva y posibilidades conlleva un gran riesgo. Nuestras actuaciones “demandan” contar con nuestro equipo de trabajo (opiniones, actuaciones, etc.) y nuestro “circulo externo” (amistades, familia, etc.) que nos conocen y apoyan (y corrigen en muchas ocasiones) en nuestras acciones. Tal y como refiere Jack Welch nuestras principales “armas” son nuestros empleados y colaboradores, nuestros clientes y nuestros productos o servicios.

3. Busca hasta llegar al origen

Encontrar la raíz del problema (recordemos el Diagrama de Ishikawa) y sus motivos originaleses uno de los pasos necesarios y más importantes de cara a la adopción posterior de medidas. En muchas ocasiones el análisis inicial se queda en los “síntomas” del problema por lo que las actuaciones posteriores no conllevan la corrección de los verdaderos errores. El lema sería confía (en colaboradores, familia, etc.) pero comprueba pues la visión general del asunto la tiene uno mismo (así como la responsabilidad final). De cualquier modo al final debemos unir a nuestros colaboradores en la solución propuesta.

4. Asume y prepara el largo plazo

Las malas situaciones o crisis suelen alargarse más de lo previsto, además su gravedad sueleinfravalorarse en los primeros momentos. En estas situaciones se debe considerar que siempre el dinero (considerado como efectivo) manda por lo cual se debe trabajar para conseguir “dichas reservas” con objeto de proceder con “cierta soltura” en nuestra travesía en el desierto. En este punto acciones como el estudio de la eficiencia de nuestras actividades trabajo así como la gestión correcta de nuestros recursos son fundamentales.

5. Las crisis generan oportunidades

Las transformaciones de nuestra organización así como la búsqueda de una mayor eficacia en nuestros procesos además de ser necesarias en cualquier momento cobran especial relevancia en situaciones “comprometidas”. La optimización de los recursos de la entidad con el objeto de la búsqueda racional de los nuevos objetivos y metas a medio y largo plazo deberán convertirse en una necesidad fundamental. El asumir por donde va a ir el mercado tras la situación de crisis y nuestro enfoque estratégico hacia dicho escenario se puede convertir en una ventaja competitiva de nuestra empresa

6. Sigue tus valores, actúa en consecuencia

En la gestión de las crisis el líder se convierte en referencia por lo cual va a ser escrutado en todo y cualquier momento. Nuestros empleados, colaboradores, superiores, etc. estarán observándonos por lo que actuar de un modo abierto, directo y transparente deberán ser “guías” imprescindibles en el desarrollo diario de nuestras tareas (todo intento de disimular la verdad o acciones de engaño saldrán a la luz y nuestro liderazgo lógicamente será cuestionado, quedando nuestra credibilidad totalmente dañada). El liderazgo viene marcado por nuestras creencias y valores y por tanto su desarrollo es algo innato de cada persona y precisa de enfocar nuestras actuaciones considerando en todo momento esos valores.

7. Pasar a la ofensiva

Sería la última opción y no menos relevante. Una vez que hemos “desenredado” los motivos principales, hemos aunado criterios de actuación y somos conscientes de nuestros recursos podemos desarrollar nuestra estrategia de actuación (siempre bajo nuestra visión) de modo que encaucemos nuestras actuaciones (y recursos*) hacia el medio y largo plazo basándonos ennuestras fortalezas (que habremos determinado en nuestro análisis de la crisis).

*Nota. Parece un contrasentido pero aunque nuestra entidad tenga problemas en el desarrollo de su futuro necesitará preparar (o adquirir) sus recursos como apoyo de la estrategia diseñada. En todo momento debemos considerar las capacidades que nos van a ser necesarias en nuestro futuro.

El nuevo liderazgo deja de ser algo estático y se enfoca en un sentido y objetivo que debe ser coherente con nuestros principios y valores. Debe ser capaz de involucrar a nuestros colaboradores en el propósito, fomentando su compromiso.

Los líderes deben ser conscientes de sus capacidades, deben generar confianza y credibilidad y deben tener una fuerte capacidad de resilencia para asumir su responsabilidad y guiar a su organización o equipo en la secuencia de cambio necesaria (gestionando la inercia propia de cualquier entidad: ver artículo del Desafío de Darwin) para superar las situaciones desfavorables.

Debemos considerar que la resolución de las crisis conllevan un sentido de urgencia tal y como dice John Kotter “la gente ve oportunidades en un crisis, reconoce que el mayor problema de todos está en el corazón, donde el miedo y la ira pueden acabar con la esperanza, y se dan cuenta de que el corazón necesita esperanza, por lo que tratan de actuar con pasión, convicción y optimismo y una resolución inquebrantable.”

“El liderazgo no es un rango ni una serie de privilegios, títulos o dinero. El liderazgo es responsabilidad”. Peter F. Drucker consultor y experto en gestión empresarial austriaco.

Publicado en dbcalidad.blogspot.com.ar

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