El tercer sentimiento


¿Cuántas veces vemos casos en que las personas dicen amarse, pero se dañan entre sí? ¿Por qué? Porque en verdad, parece pero no es amor. Tampoco se odian. Es el tercer sentimiento.



El amor invoca todo lo bueno. Quien ama, desea y activa en el ser amado una serie de bienes: la vida, la libertad, la prosperidad, el éxito, el poder, la fe, la salud, el placer.

El odio invoca todo lo contrario, el mal de la otra persona: la muerte, la esclavitud, la pobreza, el fracaso, la impotencia, el miedo, la enfermedad, el dolor.

Pero las relaciones suelen ser más complejas. En la pareja, entre padres e hijos, hermanos, amigos, patrones y empleados, socios, etc., muchas veces parece que hay amor, pero se invocan los males del otro. Para mantener el vínculo –aunque esté enfermo- se lo intenta someter potenciando sus debilidades, por el temor a que se aleje si es bendecido.

¿Te pasó alguna vez?

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